Los seres humanos tomamos decisiones constantemente.
Puede tratarse de resoluciones trascendentales, como contraer matrimonio,
o poco relevantes, como una corbata.
Sin embargo, todas ellas pueden cambiar, de alguna
manera, el rumbo de nuestra vida y orientarla hacia caminos que nunca
contemplamos.
¿Puedes recordar alguna decisión que parecía trivial,
pero terminó por cambiar radicalmente tu vida?
Algunas decisiones se pueden tomar en segundos, otras
requieren más tiempo y presentan un mayor desafío. Generalmente las decisiones
más trascendentales de nuestra vida son aquellas que requieren un proceso de
análisis mucho más complejo.
Sin embargo, en ocasiones no se tiene la disposición
para tomar decisiones de forma planificada, asumiendo que “las cosas se
acomodaran por sí solas”, pero en la realidad eso no siempre sucede
así.
Analizar que se quieren, que se hará para conseguirlo y
qué responsabilidades se tendrán que asumir, permite alcanzar objetivos con
mayor efectividad, así como considerar las emociones y valores. Los principios
de alteridad y ética ayudarán también a que estas decisiones sean asertivas y
satisfactorias.
Tomar una decisión implica elegir una opción entre
varias alternativas para alcanzar determinado fin. Consiste en definir el
objetivo que se quiere lograr, reunir toda la información relevante (hay que
tener en cuenta las preferencias, valores, etc.) para, finalmente, trazar un
plan de acción.
Llevar a cabo un adecuado proceso de planificación
permite vivir mejor y concede control sobre nuestras vidas. Naturalmente este
proceso requiere tiempo y dedicación, claridad y perseverancia. Hay que estar
conscientes de ello para planificar correctamente, así como enfocar todo nuestro
interés y esfuerzos de dicha tarea.
Muchas de las frustraciones de los seres humanos se
deben al poco entendimiento que se tiene de los procesos para tomar decisiones y
la falta de coraje y disciplina para actuar en consecuencia. No basta con tomar
decisiones, hay que trabajar para que se conviertan en actos que satisfagan tus
necesidades o metas planteadas. En gran medida, el rumbo que ha tomado y tomará
tu vida depende de las decisiones previas que hayas
tomado.
3.5.1. Criterios para la toma de decisiones.
A continuación, encontrará seis aspectos que conviene
considerar cuando se van a tomar decisiones:
¿Existe un proceso infalible al momento de tomar
decisiones? No como tal, no hay un proceso único para la toma de
decisiones, depende de muchos factores, tanto externos como internos, sin
embargo, si se generaliza, se podría agrupar bajo los siguientes
criterios:
Cabe señalar que estos procesos tienes que vivirlos
para construir tu propio modelo, aunque muchas veces, como las situaciones que
se presentan son diferentes, tendrás que ir adaptándote y ser creativo(a) para
encontrar las mejores soluciones.
Recuerda que mientras más te conozcas, más fácil te
resultará idear más y mejores modelos para decidir; por lo tanto, no dejes de
considerar aspectos como: tu comportamiento y personalidad, que incluye la
introversión o extroversión; tu conformidad, apertura al cambio, así como el
compromiso que tienes con las metas que te planteas, tu propensión al riesgo,
las fuerzas e influencias que afectan tu toma de decisiones,
etc.
Los valores también deben considerarse al momento de
decidir, pues desde que se plantean los objetivos o las opciones a elegir, se
hace necesario realizar juicios de valor para la selección y la asignación de
prioridades. Asimismo, cuando se opta por una de las alternativas, son los
valores de la persona los que determinan la opción al
elegir.
La toma de decisiones éticamente correctas inicia por
los valores que guían la decisión de la persona. No existen recetas, pero desde
esta perspectiva existen formas correctas, justas, honestas y francas de tomar
decisiones.