viernes, 8 de febrero de 2019

Unidad 2. Logro 1. Definir las dimensiones del desarrollo sustentable

Para poder alcanzar el primer logro de esta unidad, a continuación, consultaras materiales que hablan sobre las dimensiones del desarrollo sustentable, las cuales interaccionan de manera articulada para el resultado del desarrollo sustentable.

Como se describe en la unidad anterior, la sustentabilidad se relaciona con la calidad de vida de una comunidad, en la medida en que los sistemas económicos, sociales y ambientales que constituyen la comunidad también contribuyan a mantener un nivel significativo de salud y capacidad productiva para los habitantes tanto presentes como futuros.

Las dimensiones de la sustentabilidad funcionan como base para llevar a cabo estrategias de desarrollo sustentable, y consideran los aspectos ambientales, sociales y económicos de las actividades humanas. Como se muestra en la figura 1, estas deben ser consideradas por las autoridades, organismos, empresas, comunidades y personas.

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Ilustración 1 Dimensiones del desarrollo sustentable.

La primera dimensión que abordaremos será la ambiental.

La dimensión ambiental surge de la premisa “El futuro del desarrollo depende de la capacidad que tengan los actores institucionales y los agentes económicos para conocer y manejar sus reservas de recursos naturales renovables y su medio ambiente”.

Por lo tanto, la dimensión ambiental fomenta la protección de recursos naturales, cuida que el impacto de actividad humana en un ecosistema no sobrepase la capacidad natural de este ecosistema en recuperarse y, al mismo tiempo, contempla el requerimiento del aumento de la producción para satisfacer poblaciones en crecimiento demográfico.

Así la dimisión ambiental cuida, como se mencionó en el párrafo anterior, que la actividad humana sobre un ecosistema no supere la capacidad de carga de este ecosistema; es decir, a la magnitud de la naturaleza para absorber y recuperarse de las influencias antrópicas. La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser soportadas por los recursos de un territorio, y se define normalmente relación a la máxima población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la supervivencia.

La segunda dimensión del desarrollo sustentable que abordaremos será la dimensión económica, misma que se centra en mantener el proceso de desarrollo económico por vías optimas hacia la maximización del bienestar humano, teniendo en cuenta las restricciones impuestas por la disponibilidad del capital natural. En esta perspectiva económica el desarrollo sustentable promueve que las actividades sean rentables en el largo plazo mediante el uso razonable de los recursos naturales.

En cuanto a su relación con la sustentabilidad, el debate economía y medio ambiente ha provocado grandes polémicas puesto que la ciencia económica no ha presentado un argumento definitivo para responder a la crítica ecológica. La economía comete un error al valorar la riqueza global de las naciones, riqueza que comprende sus recursos naturales y, en particular, los precios de las materias primas. Por ejemplo, respecto al precio de los recursos energéticos agotables, resulta obvio que, en términos de su preservación para generaciones posteriores, su valoración tiende a ser menor que la real. También cabe preguntarse cuál sería el precio adecuado que las industrias deben pagar por insertar residuos reciclados al ambiente. En este pinto entra en juego la noción de externalidades como los aspectos ambientales que carecen de valoración cuantitativa en la contabilidad, o bien, en el proceso de producción.

De allí la importancia de lo que hoy se presenta como desarrollo sustentable, importancia que ha sido estudiada directa e indirectamente en la dimensión económica del desarrollo sustentable que promueve que las actividades productivas sean rentables mediante el uso razonable de los recursos naturales y generen la capacidad para contribuir al desarrollo económico.

La última dimensión del desarrollo sustentable que revisaras será la dimensión social. Esta consiste en reconocer el derecho a un acceso equitativo de los bienes comunes para todos los seres humanos, quedando implícito dentro de la dimensión social el concepto de equidad, que considera tres tipos (incluidos en la definición de desarrollo sustentable del Informe Brundtland):

·         Como primer tipo, la equidad intergeneracional.

·         Dentro del segundo tipo, la equidad intrageneracional (este tipo de equidad considera incluir a los grupos más desfavorecidos).

·         El tercer tipo considera la equidad entre países, siendo necesario cambiar los abusos de poder de los países desarrollados sobre los países subdesarrollados.

La dimensión social se refiere a la distribución espacial y etaria de la población, a las interacciones entre la sociedad y el sector público, así como al conjunto de relaciones sociales y económicas, basadas en la religión, la ética y la cultura, que se establecen en cualquier sociedad. A su vez, esta dimensión considera en todo momento a la población, y se concentra, sobre todo en sus formas de organización y participación en la toma de decisiones.

El origen de los problemas ambientales mantiene una relación estrecha con los estilos de desarrollo de las sociedades avanzadas y aquellas en vías de progreso. En las avanzadas, el sobreconsumo deriva en insustentabilidad, en tanto que en las que todavía no alcanzan este mismo progreso, la pobreza es la causa primaria por la que los recursos naturales se subutilizan, y debido a que no es posible satisfacer las necesidades básicas, surgen otros problemas, como la deforestación, la contaminación o la erosión de los suelos.

Es importante contemplar que la sustentabilidad social conlleva la promoción de un nuevo estilo de desarrollo que ampare el acceso a los recursos naturales, el uso de estos, y contribuye a la preservación de la biodiversidad, además de ser:

“socialmente sustentable en la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una nueva ética del desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas”. (Guimarães y Bárcena, 2003).

En relación con estas apreciaciones de Guimarães, la dimensión aludida se relaciona estrechamente con los aspectos culturales y políticos de las sociedades. Así la dimensión social en el desarrollo sustentable cuida que las actividades productivas de las comunidades estén en armonía con su entorno natural, con sus costumbres y tradiciones.



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